Diferencia entre Elevador y Ascensor

¿Quieres conocer cuál es la diferencia entre elevador y ascensor?, y ¿Cuál de ellos es la opción más adecuada?, te lo explicamos en este artículo de Ascensoresymás.

Diferencia entre Elevador y Ascensor

Diferencia entre Elevador y Ascensor

Son muchas las consultas que recibimos con respecto a la diferencia entre elevadores y ascensores, y es que, realmente son términos que en ocasiones conducen a equívocos.

Por ejemplo, son muchas las personas que creen que la diferencia entre elevador y ascensor consiste en que el elevador no tiene mantenimiento y el ascensor sí.

Esta creencia viene de hace ya unos cuantos años, cuando se empezaron a instalar aparatos elevadores en viviendas unifamiliares, los cuales eran muy semejantes a los ascensores, pero con una velocidad inferior.

Este tipo de elevadores o ascensores unifamiliares se habían concebido en principio como sistema de accesibilidad para personas con movilidad reducida, pero con el tiempo se fueron popularizando e instalando también como una opción más económica a los ascensores convencionales.

Con la entrada en vigor de la nueva normativa de ascensores, en la cual se incluye este tipo de elevadores, se comienzan a regular con el objeto de proteger a las personas y a las cosas contra los diferentes riesgos de accidentes que pudieran producirse como consecuencia del funcionamiento y mantenimiento de dichos aparatos.

 

¿Qué es un ascensor?

Según la normativa vigente, se considera ascensor a todo aparato de elevación instalado de forma permanente en edificios o construcciones que sirva niveles definidos, con un habitáculo que se desplace a lo largo de guías rígidas y cuya inclinación sea superior a 15 grados. La función principal del ascensor es el transporte de personas o personas y objetos, e incluso solo objetos si el habitáculo es accesible, es decir, si está provisto de órganos de accionamiento dentro del mismo o al alcance de una persona dentro del habitáculo.

Los aparatos de elevación que se desplacen siguiendo un recorrido fijo, aunque no esté determinado por guías rígidas, también son considerados ascensores.

Los ascensores son dispositivos clave en edificios de varios niveles para garantizar la movilidad vertical eficiente y segura, y están regulados por normativas estrictas que aseguran su correcto funcionamiento y seguridad.

 

¿Qué es un elevador?

Un elevador es un aparato de elevación que, aunque similar a un ascensor, suele aplicarse en contextos distintos. En muchos casos, los elevadores están destinados a recorridos más cortos y a usos más específicos, como en viviendas unifamiliares, edificios de pocos niveles, o en aplicaciones industriales.

Existen una serie de aparatos elevadores que no entran dentro de la normativa de ascensores, como:

  • Las escaleras mecánicas.
  • Los ascensores de obras de construcción.
  • Los elevadores instalados en medios de transporte, como trenes y funiculares.
  • Los trenes cremallera.

También se excluyen aquellos aparatos elevadores que discurren a lo largo de escaleras o rampas, como los conocidos salvaescaleras o subeescaleras, que incluyen tanto sillas como plataformas para personas con movilidad reducida. Además, los elevadores verticales de corto recorrido, utilizados para salvar una distancia menor a la existente entre dos plantas, son otra categoría de elevadores muy comunes en viviendas o espacios comerciales con pocos niveles.

 

¿Cuáles son las diferencias entre elevadores y ascensores?

Con excepción de los aparatos elevadores que se excluyen de la normativa de ascensores, a día de hoy, los conocidos como elevadores unifamiliares o domésticos, pasan a denominarse ascensores, sin embargo, dentro de los ascensores podemos encontrar dos grupos en función de su velocidad, los cuales se fabrican e instalan con normas para la comercialización y puesta en marcha diferentes.

Por un lado, encontramos a los ascensores de velocidad no superior a 0,15 m/seg., y por otro tenemos los ascensores con velocidad superior a 0,15 m/seg.

Como vemos, la principal diferencia es su velocidad, aunque no la única, como hemos comentado ambos tipos se rigen por normativas de fabricación e instalación diferentes, sin entrar en muchos detalles, tenemos que los requisitos técnicos necesarios para la instalación de un ascensor de velocidad reducida (<0,15m/seg), son menores que los necesarios para el resto de ascensores con velocidad superior.

Por ejemplo, el foso necesario para un ascensor de velocidad reducida es de entre 10 y 25 cm., de profundidad, en función del fabricante, mientras que el de los ascensores convencionales o con velocidad superior a 0,15 m/Seg es de 1,2 m.

Otra de las principales diferencias existentes se encuentra en el mantenimiento, aunque en ambos casos es obligatorio tener un contrato de mantenimiento con una empresa debidamente autorizada, la periodicidad y por lo tanto el precio del mismo varía en función del tipo de ascensor, mientras en los ascensores de velocidad reducida se debe efectuar como mínimo cada cuatro meses, en los convencionales la periodicidad del mismo es, en su mayoría, mensual.

Sin embargo y aunque técnicamente ambos tipos de ascensores tienen diferencias considerables, en el apartado estético son muy similares, teniendo prácticamente las mismas posibilidades de acabados y elementos extras disponibles.

 

Ascensor o Elevador, ¿Qué opción es la más adecuada?

Ascensor o Elevador, por un lado, tenemos que los ascensores de velocidad reducida, tienen un menor precio de partida, unos requisitos de instalación menores y que su coste de mantenimiento y conservación es inferior. Como inconvenientes tenemos que su velocidad puede suponer un problema para edificios de gran altura o con un tráfico medio/alto.

Y por otro lado, tenemos los ascensores convencionales o con velocidad superior a 0,15 m/seg., los cuales están adaptados para soportar un nivel de uso superior con velocidades más adecuadas para edificios de mayor altura.

Nuestra recomendación seria la instalación de ascensores de velocidad inferior a 0,15 m/seg en viviendas unifamiliares de hasta un máximo de cinco plantas de altura y en edificios y locales comerciales de poca altura, donde no se prevea un uso muy elevado.

En el resto de casos sería importante valorar la opción de instalar un ascensor convencional.