Los ascensores de velocidad reducida suponen una alternativa más económica y con requisitos de instalación menores que los ascensores convencionales.
Instalar ascensores para casas con un uso particular era algo que hasta hace pocos años estaba al alcance de pocas familias.
El precio de este tipo de elevadores, junto a los requisitos necesarios y al gran gasto de mantenimiento y conservación que tienen los ascensores convencionales sin duda tenía mucho que ver con ello.
La aparición de los ascensores unifamiliares o de velocidad reducida supuso una gran mejora en la calidad de vida para muchas personas y la posibilidad de proporcionar una mejor movilidad entre las distintas plantas de altura en todo tipo de viviendas particulares.
Los ascensores de velocidad reducida
Cuando hablamos de ascensores de velocidad reducida lo hacemos de un tipo de elevador que se desplaza a un máximo de 15 centímetros por segundo, es decir, estamos hablando de unas cuatro veces más lento que la velocidad de un ascensor convencional, la cual suele ser de 60 cm por segundo en la gran mayoría de casos.
Salvo este pequeño detalle, este tipo de ascensor es prácticamente idéntico a los convencionales, de hecho comparte muchos de sus elementos y componentes, así como sus sistemas de seguridad.
Que la velocidad sea inferior puede parecer una desventaja, pero lejos de serlo confiere a este tipo de elevadores una serie de características que los hace ser ideales para su instalación para un uso particular.
Entre estas características destacan su bajo consumo, el cual se encuentra entre 2 y 2,2 Kw en la mayoría de modelos, similar al de algunos electrodomésticos.
Al equipar pequeños motores no es necesaria, en la mayoría de ocasiones, la ampliación del contador de la vivienda, ni la contratación de una línea trifásica dedicada en exclusiva al elevador, hay que decir que la tensión de trabajo de estos motores es de 220 V monofásica que es la habitual en la mayoría de viviendas.
Por otra parte y además del ahorro energético, este tipo de elevadores aprovechan mejor el espacio disponible al tener mecanismos con menores dimensiones, requieren de menos requisitos constructivos, como son no tener foso o que este tenga unas mínimas dimensiones, que la altura de la última planta pueda ser de entre 2,3 hasta 2,7 m, permitiendo no tener que abrir el tejado para construir un casetón para instalarlos, etc.
Además de que el propio elevador es más económico de por sí, su instalación también es menos complicada, lo que ayuda a que tenga un menor precio.
Los componentes y recambios del mismo son menos complejos y por lo tanto más económicos que si los comparamos a los que equipan los ascensores convencionales.
Todo ello unido a que la periodicidad de las revisiones obligatorias son cada cuatro meses en vez de cada mes de la mayoría del resto de ascensores, hace que el coste de su conservación y mantenimiento sea bastante más contenido.
¿Cuándo usarlo y por qué?
La instalación de un ascensor de velocidad reducida es ideal en todo tipo de viviendas particulares o incluso en edificios, comercios o empresas donde no se prevea una alta utilización y sea poca la altura a salvar.
Este tipo de elevadores puede dar servicio sin problemas hasta cinco o seis plantas de altura, siendo su recorrido máximo de unos 15 metros de altura.
Aunque al inicio de su comercialización el principal cometido de este tipo de elevadores era el de proporcionar accesibilidad entre las distintas plantas de altura a personas que se desplazan en silla de ruedas, hoy en día puede ser utilizado además para proporcionar una mayor comodidad en los desplazamientos cotidianos en la vivienda o para ayudar a personas mayores o con problemas de movilidad a las que les cueste subir y bajar las escaleras del hogar.
En este sentido también es importante tener en cuenta que no serán la mejor alternativa en comunidades de vecinos o edificios donde se requiere una utilización más intensiva o donde la velocidad sí que pueda ser un factor relevante.
El ascensor montacargas
Al ascensor de velocidad reducida también se le conoce como ascensor montarcargas, ya que además de poder fabricarse con dimensiones de cabina personalizadas dispone de distintas capacidades de carga, siendo posible transportar desde 300 Kg., de carga útil en los modelos convencionales hasta unos 500 Kg., en algunos modelos más reforzados o con mayor superficie.
En este sentido también pueden ser de gran utilidad en comercios o empresas que quieran solucionar con la instalación de un único elemento tanto las posibles exigencias en materia de accesibilidad como sus necesidades de transporte de mercancías o productos.